Me
habla en inglés. Es de origen indio, pero vive hace muchos años en Canadá.
La
tez oscura, los ojos estirados y la paz que emana en los movimientos hacen
honor a su origen.
Yo
le hablo con mis escasos recursos.
Nos
comunicamos.
El
paisaje le trajo añoranza de su país natal. Los ojos negros reflejan
melancolía.
Estamos
rodeados de flores iluminadas en sus colores, el camino nos hunde en la
vegetación y nos aleja del bullicio, una pequeña capilla inspira rezos a la
naturaleza, grillos y aves crean cánticos inmaculados, el viento sopla con
ternura, y un bicho nos roza en el ímpetu de su vuelo.
Es
fácil alcanzar la conexión.
Las
palabras no hacen falta.
Bitácora de viaje: Cataratas