domingo, 8 de septiembre de 2019

FRENTE AL ABISMO


Empecé y terminé frente al abismo
de gigantes elevándose hasta el cielo
puntas ocultas en la niebla blanca
desafiaron mis pies firmes a que las descubriera
vértigo del ascenso tan alto, tan empinado, tan roca viva
trepé hasta perder el aliento
recé al sol cuando se escondía ruborizado
llegué a sus bordes
encontré el final
la tentación irresistible
desde las entrañas
caer, lanzarme como un pájaro.

Empecé y  terminé frente al abismo
de la inmensidad azul
extensa en playas de caliente arena blanca
mis ojos se perdieron en su recorrido hasta la línea del cielo
cómplice de la luz me hipnotizó con su brillo cristalino
el viento lo elevó en olas indomables que me quitaron el aliento
sentí el llamado en el rugido constante
me dejé cubrir por su espuma salada
y las corrientes profundas me impulsaron a su centro
hasta ser gota en la infinitud de sus aguas.

Empecé y terminé frente al abismo
en el medio
la búsqueda constante
decisiones que agobian
el desgaste de responsabilidades que enfrento
la rutina de los días
desgaja mi piel en hojas
el cansancio me aplasta hasta tocar el fondo
lo oculto
trepar por mis partes escarpadas
contemplar la biblioteca
me pesa de tanta letra escrita
las venas explotan
de la inspiración que pugna
y las manos, finalmente, se mueven
en palabras que expresan.

Lo sé
cuando la piel se seque hasta resquebrajarse
y la tinta se evapore
buscaré el abismo que siempre me espera
en un nuevo viaje.

sábado, 30 de marzo de 2019

QUIERO


Quiero dejar el equilibrio
de pisadas seguras en la cuerda
quiero saltar a tierra firme
los pies sin raíces.

Quiero ignorar los mandatos
que dirigen los pensamientos
quiero doblar en contramano
andar por el camino que no fue asfaltado.

Quiero una llave que abra todas las puertas
quiero andar suelta, desnuda
que el viento erice la piel
la lluvia se deslice por mis partes.

Quiero ser otros a través de sus miradas
quiero fundirme en los paisajes como una partícula.

Quiero llorar, reír, gritar, bailar, rezar
que las emociones fluyan
agua inquieta que recorre el cauce.

Quiero sentarme en el lugar que elija
contemplar la maravilla que se presente
dejar la razón a un lado
que el ritmo del corazón sea el motor que impulse.

Quiero
la mano libre
de palabras armadas.

lunes, 4 de marzo de 2019

LIBERTAD DE MONTAÑA


Colgada por una cuerda
sobrevuelo el paisaje
mis ojos lo tocan
mis manos se conforman con el aire
fresco
suave
siento los árboles
en el olor de sus hojas
a pesar del árido de las laderas
de la tierra sin agua
de las rocas opacas
percibo sus entrañas fecundas
el alma fértil y sabrosa de sus frutos.

Encerrada en la diminuta cabina
libre
experimento el vuelo
contradictoria
la vida
pájaros planean
coloridos
la cabina es roja
ave
a pesar de las piernas que hoy
no me sostienen
es la cuerda
peligrosamente suspendida
la que me libera.

El abismo de las laderas me atrae
quisiera arrojarme
planear sola hasta posarme en las copas
beber la savia
embriagarme con el brillo del sol reflejado
las pendientes me hechizan
ruegan que me lance
como una flecha
hasta clavarme
las paredes de la cabina me sostienen
impiden el peligroso vuelo
pero yo sigo en libertad
aferrada a la cuerda
colgada.


Bitácora de viaje: montañas y mar

martes, 15 de enero de 2019

LA NOCHE ESTRELLADA

Me imagino el día aunque es la noche. Será por la luna a medias que está del color del sol.  Quizás lo que veo sea el reflejo de aquel paisaje en un lago y por eso sus tonalidades son más claras. Los remolinos blancos aquietan el azul, como un viento que gira alrededor de las chispas que titilan.

Esos puntos rodeados de pinceladas de nieve resaltan como focos de luz en la oscuridad. Será una noche feliz, de enamorados que miran el paisaje con ojos brillantes. Será el inicio del amanecer donde el día madrugó, será la emoción de quien hizo las pinceladas claras.

Un arbusto, copa de un árbol, de verde intenso, asoma adelante. Como un brazo de una mujer rama, una maleza viviente que busca atrapar una estrella. Su color contrasta con el resto, como un espectador que contempla fascinado. Veo casas, la cúpula de una iglesia, seguro es un pueblo envuelto en el milagro de esa noche que es del color del día. La silueta del poblado se extiende hasta el cielo y ya no distingo donde termina la tierra.

Todo es uno, nada está separado. El día y la noche, la tierra y el cielo, la ciudad y las constelaciones. Me siento el árbol invadiendo la escena para completarla, admirarla.

No puedo descifrarlo, sólo sentirlo cómo él lo concibió, una noche estrellada.  





Bítacora de viaje: Nueva York