un
paredón irregular que divide
incógnita
detrás
hasta
ahí llega la mirada.
Son
las mismas siempre con sus puntas irregulares
pequeños
saltos en el murallón como una obra esculpida
cada
amanecer es distinto según cómo juegue el sol
si
asoman nubes pinceladas sobre el celeste
si
se forman cúmulos que cubren como un sombrero
si
el techo se oculta en un denso humo
si
rugen rayos que encienden titilantes
veo
ensombrecido pedazos de su cuerpo
zonas
oscuras
contrastan
con los fragmentos iluminados.
Qué
hay del otro lado
mi
curiosidad vuela ante imágenes pensadas
ellos
me cuentan
me
relatan sus viajes detrás del muro
pero
no hablamos el mismo idioma
y
yo los interpreto:
Palmeras, árboles frondosos y brillantes
pájaros negros.
Desierto sombrío, desolado con esqueletos
de arbustos gigantes y un pastizal seco.
La casa del sol donde habita hasta
pasado el amanecer
muy luminosa por cierto tanto que
llego a ver su resplandor.
La luna sustrae la morada con sus
hijas brillantes
a la espera de la noche.
Pienso
infinidad de ideas detrás del muro
tan
alto que no me atrevo a subir
temerosa
de encontrar allí
la
línea
donde
todo termina
en
un abismo.
Bitácora de viaje: montañas y mar
Bitácora de viaje: montañas y mar
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