Cuerpos pegados,
sábanas que sudan gotas de deseo, contenidas en un frasco de tiempo eterno.
Dedos que se
mueven incontrolables, buscando notas. Música que fluye.
Tu mirada de luz
brillante me hace latir, embruja, enciende.
Soy arcilla a la
que moldeás a tu antojo. Sofocada y entregada, temo, me quiebro y volvés a
moldearme.
Las llamas
queman. El pecho explota, el cuerpo arde. Tus besos encienden, tus manos avivan.
Quiero ese calor, fundirme en vos. No puedo más.
Un hueco se abre
bajo mis pies. Caigo en la oscuridad. Voy dejando partes de mi cuerpo en el
camino y busco tus ojos para verme.
Consumida,
desarmada, convertida en cenizas, vuelvo a mi ser. Siento tus manos, la piel se
eriza. Todo vuelve a empezar.
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