jueves, 12 de diciembre de 2013

CELOS

Esos ojos sólo tuyos se desvían. Otras miradas la raptan, y ella deja que permanezcan en la suya. Se inclina sabiendo que ese escote pronunciado provoca.

La reina de tu palacio. Querés que permanezca dentro de las mil habitaciones que construiste sólo para ella. Pero se empecina en salir y rodearse de plebeyos. Te duelen sus palabras buscando pretextos, te hieren en los ojos y te dejan ciego.

Viejas cicatrices se abren y sangran. El amor se te hace sufrimiento con cada minuto que presentís el engaño. Tu reina lo niega. Descarada. Los besos saben a otros labios, las caricias tienen rastros de otra piel.

Tu cuerpo late enloquecido, sombras siniestras se te meten en los pensamientos. Disparás flechas embebidas en veneno mortal que se clavan en su corazón.

Tu amor no tiene remedio. Siempre duele. Una y otra vez.






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