sábado, 24 de julio de 2021

LOS AMANTES

 

Le entrega los labios pintados de rojo intenso, rojo sangre, fuego. Los cabellos recogidos para no dejar testigos en el traje negro. Los ojos cerrados, solo sensaciones.

Lo clandestino lo hace vivo, ardiente.

Se puso un vestido morado con los brazos desnudos para sentir el roce en la piel y los vellos erizados.

El chal yace en el suelo desvergonzado.

La mano de dedos largos, cansados de apretar las teclas del piano, sostienen con deleite el miembro abultado bajo los pantalones oscuros.

Rápido, fugaz es lo que alimenta la llama.

La habitación de la servidumbre los recibió silenciosa. Guardará en sus paredes la respiración jadeante, los besos robados, las promesas. Un momento de descuido les permite el encuentro.

No hay tiempo, solo momentos, roce de cuerpos sudados.

Del otro lado, la fiesta sigue. Nadie nota la ausencia. El marido borracho se quedará dormido cuando el silencio reine.

Se perderá la sonrisa atrevida.

Ella podrá dormir con el aroma del amante impregnado.

Y hasta el próximo encuentro.

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