En el fondo de mi ser
hay recuerdos sueltos,
y otros encerrados en una caja fuerte.
Hay pasado hecho polvo impregnado en las paredes,
y también lo hay como fotos enmarcadas.
Las acomodo en un estante para que queden decorosas.
Está el que se proyecta, recreando cada instante
vivido.
Las emociones vuelan por mi espacio y sus recovecos,
ninfas atrevidas.
Pujan por salir.
A veces se cansan y se duermen sobre el pasto
fresco,
el agua de una cascada las arrulla.
Está la que se aviva y sale sola para apoderarse de la
superficie.
Un trono de oro y piedras preciosas se encuentra en
el centro,
para que pueda permanecer el tiempo que quiera.
Y descansar
mientras los pensamientos, pájaros de alas
coloridas,
buscan a esas ninfas impertinentes,
Por momentos, nubes densas y grises crecen
en mi techo,
y lloran la tristeza
de los instantes.
Rayos y truenos también aparecen,
esos días en que el mundo se empecina en
contradecirme.
Esos días,
viajo el fondo de mi ser
para apaciguarme en silencio,
en una noche sin estrellas.
Pero el agua caída le hace bien a mi tierra.
me lleno de árboles frondosos
y flores rozagantes,
mientras el sol calienta,
a veces tibio
a veces intenso.
Y en la superficie,
mi rostro agradecido, sonríe.
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